Se vino enero de 2016 y ya siendo 4 decidimos emprender nuestra primera aventura como familia agrandada.
Santiago, el nuevo integrante tenia 4 meses y medio y ya estaba listo para hacer su primer vuelo de 12 hs, tomando solo teta decidimos subirnos al avion y no pensar en nada más, por suerte lleva la sangre de la familia y se portó 10 puntos.
Llegamos a Roma por la noche y decidimos ir directo a un hotel muy bonito en Fiumicino donde dormimos una siesta reparadora despues de 12 hs de vuelo y alquilamos un auto por el día.
Esa noche cuando nos levantamos fuimos hasta Roma y caminamos por la zona del Panteon y vimos el coliseo iluminado, de a poco me fui reconciliando con Roma y hasta me enamoré un poco de ella, y selle mi matrimonio en una trattoria donde comimos unas riquisimas pastas.
Para ser enero la temperatura rondaba los 8 o 9 grados y era como un invierno normal en buenos aires, nada grave.
Como al día siguiente teniamos que tomar un vuelo de Ryanair a lamesia terme, decidimos volver al hotel para descansar un poco y pasar la noche.
Por la mañana fuimos al aeropuerto y nos tomamos nuestro vuelo a Calabria, el aeropuerto de lamesia es pequeño y casi que no tiene informacion turistica, una verdadera pena porque la zona tiene tanto para ofrecer, pero cuando me acerqué al supuesto counter de informacion y pedi consejos o algun mapa con los highlights de la zona para recorrer el sr. que lo administraba me miro y me dijo que no habia nada de eso, solo folletos de pesca. Salí un poco desilucionada pero sabia que Calabria tenia mucho para ofrecer.
Alquilamos un auto y comenzamos nuestro viaje hacia Tropea donde alquilamos un departamento por airbnb y qué sorpresa mas grata, alquilamos un departamento a una host llamada Francesca que realmente era muy amable y hasta nos dejó sillita y cuna para Santiago y juegos para él.
Decidimos alojarnos en medio del casco historico de Tropea, el departamento miraba al mar mediterraneo y a la iglesia.
Muchas tiendas estaban cerradas porque estabamos fuera de temporada pero eso no quitó la belleza del lugar ni opacó la visita, recorrer sus callecitas, sus iglesias, comprar en las tiendas pequeñas unos peperonis y el azul transparente del mediterraneo hacian de nuestros dias unas delicias.
Lo mejor... no hacia frio!, durante el día teniamos unos 17 grados y, en algunos casos casi 22 o 23 lo que nos permitia andar en remera y buzo o campera liviana y estar muy bien.
Pasamos una semana haciendo base en Tropea y descubriendo desde alli las bellezas de Calabria que en el proximo post actualizare mucho más. Ahora me resta volver en el verano europeo!.
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